Los problemas que azotan al país se están haciendo tan insoportables que, para exigirle soluciones al Gobierno a los más acuciantes,
las organizaciones que mejor interpretan los intereses populares, y que siempre han estado dispersas, se han visto obligadas a ponerse de acuerdo en realizar un conjunto de movilizaciones entre el 4 y el 12 de octubre, período al que han denominado “Semana de la Indignación”.
No es para menos. La calamitosa situación de los trabajadores, el abandono a que fueron sometidos sus sistemas de salud y educación, las inexistentes posibilidades de solución bajo el actual régimen de las oligarquías, la caída en cascada de la calidad de vida, las nefastas locomotoras del plan de desarrollo, entre muchos otros problemas, obligaron a los mismos trabajadores, pero también a estudiantes, artistas, deportistas, intelectuales, indígenas, afro descendientes, y a las organizaciones de mujeres, de derechos humanos, de los barrios y demás sectores sociales y populares a organizar esta importante jornada.
La Semana de la Indignación será la respuesta de una población que ha comenzado a ver en las políticas del régimen la causa de que los ricos sean cada vez más pocos y más ricos mientras los pobres elevan su número en espiral al tiempo que se hacen cada vez más pobres y más negados en garantías para el ejercicio de sus derechos de asociación, movilización, huelga, participación electoral, e incluso a la integridad física y sicológica y a la vida.
Y será la respuesta también de quienes han comenzado a entender que necesitamos de una verdadera soberanía, es decir, soberanía que funcione sin embajadores que se creen virreyes, sin imposiciones de la banca imperial, sin bases militares extranjeras y sin consorcios minero-energéticos transnacionales que, asociados con las mafias, despojan a los campesinos de sus tierras y los fuerzan al desplazamiento.
En desarrollo de la jornada, el 4 de octubre se realizará la movilización por el trabajo digno; el 8, las movilizaciones en respaldo de la Mesa de Diálogos por la Paz con Agenda Social y en defensa de la universidad pública; y del 9 al 11, los campamentos por la salud y la Seguridad social.
Los anteriores son solo algunos ejemplos de las muchas actividades que se realizarán, y se aspira a que desemboquen en el Paro Nacional del 12 de octubre que están organizado cientos de organizaciones. Sin embargo, se sabe de las dificultades que hay para que así ocurra, lo cual no será obstáculo para que tales organizaciones continúen con la iniciativa.
Del vigor demostrado en estas movilizaciones dependerá en buena medida el afianzamiento de los reclamos populares en la Mesa de La Habana.